Esta mañana Vodafone ha hecho pública la noticia de que regalará cuatro meses de suscripción a Audible a sus clientes de tarifas ilimitadas. De este modo, podrán acceder al catálogo de la plataforma de podcast y audiolibros de Amazon. Se trata de una apuesta por una de las empresas más potentes de un sector donde empieza a haber una interesante competencia. A las plataformas nativas de podcast, como Ivoox o Spreaker, se suman cada vez más compañías que provenían de la música, como Spotify o Itunes o tecnológicas como Google. Además, plataformas independientes como Podium Podimo o pertenecientes a grandes grupos de comunicación, como Podcast en España, se apuntan a una carrera que, de momento, nos brinda algunas conclusiones.
En primer lugar, que el concepto de audio ha trascendido ya al de radio y que su uso en distintos soportes y como vehículo de narrativas es ya imparable. Podium Podcast ya ha creado un podcast ad hoc y las universidades empiezan a ponerse las pilas en el diseño de programas que satisfagan una creciente demanda del mercado.
Los oyentes de formatos de audio -podcast, audiolibros y demás experimentos creativos- no provienen necesariamente del consumo de radio convencional. De hecho, los menores de 35 años son los que más demandan el podcast, un 51%. El sonido es una nueva forma de contar historias. Las noticias son solo parte de un ecosistema mucho más complejo.
Uno de los principales desafíos del mercado del audio en España pasa por encontrar la manera de ofrecer sus productos en un escenario accesible para el consumidor. La catarata de plataformas y herramientas disponibles (como las señaladas al inicio de esta entrada y unas cuantas más) pugnan ahora en un escenario demasiado abierto por un público todavía demasiado disperso.
La batalla de la rentabilidad no ha hecho más que empezar. Puede pasar por las sinergias empresa/universidad, por la capacidad de algunas empresas muy grandes (Amazon, Google, Apple) de echar redes y acaparar un mercado emergente o, decididamente por los contenidos: el público siempre ha querido pagar por las historias que merecen la pena.
La radio tradicional, mientras tanto, sigue siendo el principal foco de ingresos para los grupos radiofónicos clásicos. Sus directivos empiezan a verle las orejas al lobo, pero, de momento, siguen confiando en las lentejas de hoy. Herrera es mucho Herrera, Alsina es escuchado en los despachos del poder y el dinero y la SER sigue siendo la SER. Pero algo empieza a moverse incluso en esas grandes compañías: empiezan a hacer prospectiva, a diseñar escenarios, a crear estructuras… saben mejor que nadie que la radio de hoy no será así mañana.
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