Recientemente, Dieter Brandau ha venido a la Universidad Francisco de Vitoria a hablar del Engagement. Esto es, del compromiso. Y lo ha hecho utilizando el ejemplo de Alejandro Echevarría, el español que se fue a defender inocentes cuando un grupo de terroristas islamistas sembraba el caos en las calles de Londres. Él lo contó en la radio con prudencia y, gracias a eso, trabó una relación de complicidad con su padre. Porque no sumarse a la dictadura del clic, ha venido a decir, tiene sus consecuencias.
El problema es que el compromiso no puede estar supeditado a la verdad. La empresa en la que trabaja Brandau, Libertad Digital, defiende vehementemente unos principios que, en ocasiones, lleva a simplificar la realidad con el objetivo de poder aplicar soluciones ideológicas a casi cualquier parcela de esa realidad. España y libertad son los mantras del grupo que capitanea Federico Jiménez Losantos y que pretenden abrazar cualquier cuerpo. Y no todo cabe en ese traje. La realidad es más compleja.
«Es necesario que haya medios de todos los colores, y en un panorama mediático como el español, dominado por la socialdemocracia políticamente correcta, es imprescindible que haya quien defienda postulados liberales».
Dicho lo cual, Dieter es un tipo serio, no un cualquiera, no traten de encasillarle en la etiqueta fácil. Tiene una enorme capacidad de generar expectación en el oyente, domina la improvisación y tiene una gran agilidad a la hora de reaccionar ante una información. Su programa de la tarde, al contrario del de Jiménez Losantos, sí que responde a los cánones del formato periodístico.
Dicho todo lo anterior, no me parece reprobable, como a muchos de mis colegas, la existencia de un medio como esRadio; al contrario, es necesario que haya medios de todos los colores, y en un panorama mediático como el español, dominado por la socialdemocracia políticamente correcta, es imprescindible que haya quien defienda postulados liberales. Es una excepción, de hecho. Construir ese medio no debió ser tarea fácil. No cuenta con apoyo institucional alguno; es más, de vez en cuando hay administraciones que les excluye del habitual reparto de la publicidad institucional. No es que la cadena no tenga sus dependencias, que las tiene, pero no parece que estas provengan del erario público, y eso es meritorio.
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