Si no fuera por lo peligroso que es el actual gobierno municipal de Madrid sería para echarse a reír. Si, por ejemplo, la decisión de dirigir a los viandantes en una misma dirección con independencia de su voluntad hubiera sido una ocurrencia de la alcaldesa de París pues estaría uno con la carcajada puesta. Pero es que ha pasado en mi ciudad, ese Madrid de libertad donde cada uno ha hecho siempre lo que ha querido, ha entrado y salido, votado y botado, corrido y descansado, vivido y dormido. Hay un Madrid de gente que toma decisiones, que se subleva frente a un rey invasor en nombre de sus derechos, un Madrid que está siendo esquilmado por la peor de todas las iniquidades: la ideológica.
La policía de Madrid obliga a una anciana con reducida movilidad a dar toda la vuelta por orden de Carmena. Vergonzoso. pic.twitter.com/fqwUgjd8RO
— Caso Aislado (@CasoAislado_Es) 2 de diciembre de 2017
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Nos quieren a todos en un vagón de metro, juntitos y, a ser posible, calladitos y, si salimos de paseo, guiados, conducidos, pastoreados. ¡Se imaginan ustedes que a cualquier otra alcaldesa que no fuera la actual, que cuenta, no sé muy bien porqué, con el beneplácito implícito de prácticamente toda la prensa local y nacional, se le hubiera ocurrido decretar sentido único en las calles para los caminantes! A Ferreras le hubieran faltado horas en el reloj para hacer especiales y puede que Eldiario.es hubiera incluso abierto un buzón de quejas del ciudadano en su portada. Pero no, esa decisión, entre norcoreana y habanera, la ha tomado la todopoderosa alcaldesa Carmena, la amable señora, la entrañable y adorable abuela del pueblo, la sucesora de Tierno, la simpática hacedora de magdalenas caseras, la viajera impenitente… su sentido es dinamitar la convivencia de los madrileños en nombre de una ideología derrotada. Ese es su único sentido.