Regeneración. Esa es la palabra que el entorno de Pedro Sánchez ha utilizado para justificar la inclusión de Irene Lozano en las listas electorales del PSOE de cara a las generales del 20 de diciembre. Sin embargo, ni este ni ningún otro argumento ha servido para disimular el brutal enfado que ha supuesto la decisión en amplias capas de la militancia socialista. Y eso que, la otrora defensora de la tercera vía, ha llegado en las últimas horas incluso a defender la gestión socialista del escándalo de los ERES. Pero ni con esas. De lo que no se ha hablado mucho, en todo caso, es de la derivada castellano manchega del asunto. Y es que, para hacerle un hueco a la flamante ex diputada de UPyD, había que quitar a quien iba a ir en su lugar, es decir, a Mari Luz Rodríguez. La que fuera consejera de Empleo con el presidente Barreda y secretaria de Estado en el gobierno Zapatero iba a ocupar el número 4 de la lista por Madrid, pero ante la ocurrencia de Sánchez, se quedaba fuera. ¿Solución?, se le hace un hueco en Guadalajara y listo, debieron pensar los estrategas de Ferraz. Y debieron añadir: total, ¿a quien le importa esa provincia?
Pero la cosa no acaba ahí, claro. ¿A quién han quitado los socialistas de la lista alcarreña para meter a Mari Luz rodriguez? Nada menos que al todopoderoso Pablo Bellido, ex alcalde de Azuqueca de Henares, secretario Provincial del PSOE de Guadalajara, fiel aliado de Emiliano García Page y, por cierto, imputado por el supuesto sobrecoste de unas obras municipales cuando regía el consistorio azudense.
El caso es que, si en el PSOE querían presentar el fichaje de Lozano como un ejercicio de regeneración democrática les ha salido el tiro por la culata. No sólo han enfadado a sus propios dirigentes por el perfil de la ex UPyD, que se ha hartado de menospreciar e insultar a los socialistas dede su escaño del Congreso; es que, además, Sánchez nos ha demostrado a todos que hacer listas electorales es como rellenar un álbum de cromos.
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